domingo, 18 de octubre de 2009

Y Es Que...

. Según los empolvados recuerdos de mi infancia,
Siempre he sentido una atracción especial por el número “7”.
Recuerdo que una vez leí por ahí que era hasta mi número de la suerte.
Hoy levanto la vista como si mirara algo y dejo libre mi suspiro impaciente.
Con una sonrisa débil y forzada muevo mi cabeza irónicamente.
De este a oeste, total, todos cuando niños fuimos seres inocentes,
Y bueno, en mi presente, mis verdades son otras,
Por ejemplo, hay un paraje en mi mente que dice;
>La suerte no se extingue, pues no existe<. ¿Se nota?
Fácil, reflexión instintiva que no rebota.
¡Frases realistas que ilusiones humanas ahorca!
Que las ahorca… eeeee.
Y así es, la suerte no está conmigo, nunca estuvo, ni aquí ni allá.
El “7” no es más que eso, un simple y ordinario “7”
Uno de las tantas entidades abstractas que por deber
Deben representan una cantidad, un algo, un código,
Un símbolo, una cifra, un disfraz elegante del orden.
Y ayer… no fue más que un día común aunque… ¡basta!
Que mis enumerados versos enfriados no fomenten un desorden.
Ya habrá tiempo para eso,
Pero qué más da! Si el simple hecho de pensar ya es un desorden.
Y el escribir… ¡también!
¡QUE VACIO MÁS ENORME! ¿Tú qué crees?
……
¡Lo siento! Olvide por un instante que esto es un monologo. jajaja!